Triste es la soledad que se halla sin buscarla; pero placentera es la que se logra como consecuencia de una busqueda.
Porque la soledad, bien sea hallada o encontrada, forma parte de la vida del hombre.
Solo se siente en la encrucijada de su adolescencia, porque ignora aún en quien se va a convertir.
Solo se siente en su juventud, cuando sufre la primera decepción amorosa.
Solo en su adultez, cuando filosofa y cae en el escepticismo.
Solo en la vejez, cuando sufre el abandono de sus hijos...
Pero cuando se tiene compañia, uno necesita de momentos de soledad.
Bien sea para concentrarse en el pensar,
bien sea para meditar con provecho,
bien sea para el íntimo acto de comunicarse con su Creador...
Así, unas soledades son tristes por encontrarlas sin haberlas buscado, otras son placenteras, por ser deseadas.
-Alfredo Patrón Arjona
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